sábado, 23 de febrero de 2013

La tercera; ¿Es la vencida?

Es mi tercer intento de blog. Tengo muchísimas ganas de hacerlo! No se como empezar y ninguno me termina de convencer. Pero hoy, un día muuuy nevado de Febrero, desde la fría Alemania, mientras el hubbie juega fútbol y yo preparo la comida me animé a intentarlo de nuevo.
El título me gusta, el propósito ya lo tengo claro, espero ahora si hacer más de dos entradas! Y atreverme a compartirlo.
¿Por qué quiero hacerlo? Mi vida cambió demasiado desde finales del 2011. Ya tendré oportunidad de contarles toda la historia. No me siento una persona especial, más bien afortunada y con muchas pruebas por vencer. El destino me está retando desde hace más de un año y aquí estoy dispuesta a darle batalla y a mostrarle que no me podrá vencer tan rápido.
¿Cuál es mi propósito con este blog?
En pocas palabras tengo que decir que me agarró en curva el hecho de ser una ama de casa recién casada. Tengo 26 años (27 en abril) y a pesar de que yo pensaba casarme a los 28 tengo que confesarles que ya tengo 1 año y 2 meses de casada! Aparte de eso viviendo en un país que no es el mío. Lejos de mi gente y mi familia y batallando con uno de los idiomas; a mi parecer, suuuuper difíciles (el Alemán).
A pesar de todo esto desde que llegué encontré un "refugio" en la cocina. Hace poquito leí en el Facebook de una amiga una cita que me encantó:
"Cásate con alguien que sepa cocinar. El amor se va con el tiempo, el hambre no."
Cruel; pero cierto. ¿O no?
Y ahora por fin puedo expresarles el objetivo de mi blog. Todas las recién casadas (por lo menos en mi entorno) antes de casarnos vivimos todavía con mamá. Ella cocina, ella limpia, ella nos consiente, ella se encarga de la casa. Cuando por fin nuestro "príncipe azul" decide pedirnos que nos casemos; en lo último que pensamos, antes de aceptar, es en que tendremos que cocinar, lavar, planchar, llevar la casa y consentir al marido.
Y ¡PUM! la realidad llega luego de la luna de miel (para mi un mes después) cuando nos encontramos solas, en una casa extraña (que se dice ser la nuestra), sin mamá ni papá. Sin los hermanos poniendo gorro y sin nuestra señora de la casa que se encargue de recoger. Aunque bueno, algunas tienen suerte de tener una señora que les ayude cada semana. ¿Pero yo? Yo vivo en un país en el que tener una sirvienta es un lujo. Así que; ¡muchas opciones, no hay!
Afortunada, o desafortunadamente; tengo que lidiar con mi maestría, con mi trabajo, con aprender el alemán y aparte de todo con mi casa. ¡Fácil no es! Pero algo que me beneficia es que soy una amante de la buena cocina. Me encanta ( y se nota) comer. Así que el cocinar rico se ha vuelto no solo una opción si no una necesidad. Estando tan lejos de casa y siendo tan antojada he tenido que lidiar con mis antojos e ingeniármelas a prepararlos yo sola. Buscar recetas en Internet o Pinterest, o incluso en grupos de Facebook; se ha vuelto mi adicción. Además de mis antojos; la satisfacción de ver la cara o la reacción del hubbie cada que cocino algo rico me ha motivado a seguir buscando opciones, a dedicar tiempo a esta parte del "matrimonio" y a hacer este blog.
Pienso compartir con ustedes esas recetas que no quitan mucho tiempo, que son fáciles de hacer y que al hubbie seguro le encantarán. Estoy segura que hay más de una que se identificará con este blog. Asi que... ¡Aquí vamos!


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